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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Hasta que el amor nos desgaste.

Quiero que me hagas cosquillas en la columna vertebral con besos, y que toques el piano en mis costillas. Que me sonrías al oído y me revuelvas el pelo. Hacer la cama para deshacerla juntos después, enredarnos las piernas, despertarme a tu lado. Abrazarnos el alma, abrirnos la mente. Apagar todas las luces y que nos leamos a oscuras. Que me cojas la mano, aprenderte de memoria. Errar a veces, sorprendernos a menudo. Rompernos los esquemas. Ser calor en frío. Hasta que el amor nos desgaste, quiéreme.

miércoles, 9 de marzo de 2011

tus estrellas pueden verse en cualquier estación del año.

El invierno se nos ha escapado mientras tratábamos de encontrarnos, lo que hicimos durante un tiempo menor que el que falta para que llegue la primavera. A mí, que contaba  con no tener que mirar más el cielo porque podría aprenderme las constelaciones de lunares que hay en tu cuerpo de memoria, la estación fría se me ha hecho demasiado corta. Pensaba que Marzo, a parte de flores y de esa alteración de estados emocionales, me traería también algo realmente importante como puedes ser tú. Tu sonrisa constante. Pero lo único que ha traído por ahora ha sido un viento helado y cortante. Lo que sigue aguantando y no ha conseguido llevarse el tercer mes del año ha sido mi esperanza de que tú serás algún día y que tus estrellas se pegarán a las sábanas de mi cama, independientemente de la estación en la que nos encontremos. Qué nos importará eso, si el tiempo nosotros  lo contaremos a través de miradas y de los escalofríos que nos pasen a través de la columna vertebral.



( estreno esta pequeña adicción )

martes, 1 de febrero de 2011

principio creador de materia.

y te pienso, luego existo. entendiendo ese "luego" en todos los sentidos, claro. ya que sólo soy después de pensarte. la mayor parte del tiempo eres tú, el tú pensado completamente basado en el real pero con esa falta típica de materia que se tiene cuando te están pensando y pasas de ser tangible a ser parte inalterable de una memoria. y después de ti estoy yo, a veces, cuando dejo de proyectarte a cada instante y me doy cuenta del absurdo que cometo al no saber ser yo si tú no estás primero. surge de vez en cuando la duda de si llegará un momento en el que tu imagen acabe distorsionándose completamente en mi cerebro y qué es lo que pasará en ese momento entonces. quizás se paren las cuerdas del mundo entero ya que nada será lo que era hasta el momento porque tú dejarás de ser lo que siempre habías sido para convertirte en lo que mis impulsos sanguíneos quieran que seas. aunque igual lo que ocurre tras ese momento es una parada única y un colapso total en mí mientras que al resto de esas personas que existen por sí solas sin necesidad de meditarte se les escapa el ínfimo detalle de que alguien ha cambiado el secreto que yo había guardado en la caja fuerte con más seguridad del mundo que era tu yo real y el principio único creador de toda la materia que me compone.

domingo, 24 de octubre de 2010

tus síes y tus nos

Voy a guardarme tus síes y tus nos bajo las muelas, y hablarás conmigo cada vez que hable.
Tus sonrisas entre pestaña y pestaña, para poder sonreír con los ojos y reconocerte en ellos. Mientras que la verdadera risa, que suena la mar de bien, voy a colocármela debajo de las orejas para poder escucharla siempre.
El aliento de tus palabras, ahora que viene el invierno, entre mi cuello y bufandas kilométricas. Y las palabras en sí, esas voy a meterlas en todos los bolsillos y coserlas a todos los botones para que vayan tintineando mientras camino.

Voy a encajarme tus abrazos entre las costillas, de una manera aún más perfecta que la forma en la que encaja mi barbilla en tu clavícula (si es que eso es posible).


( estreno twitter )

lunes, 6 de septiembre de 2010

extinguirte.

somos yo y mis ganas de ti. de extinguirte.
a base de palabras bonitas. de caricias. de rozaduras de las sábanas. de besos. de cumplir fantasías. de desgastarnos.

somos yo y mis ganas de ti. de que nos extingamos el uno al otro.

lunes, 12 de julio de 2010

ese lunar que tenías en la rodilla

Me he recontado los lunares de los brazos, siguen como siempre. Treinta en el derecho y veinticuatro en el izquierdo. Me gustaba más cuando los contábamos juntos y mis cincuenta y cuatro se convertían en cien lunares al juntarlos con los cuarenta y seis que tu tenías. En la espalda creía que tenía los de siempre, pero hoy me he mirado al espejo y me he dado cuenta de que no, de que el redondito y grande del hombro izquierdo ya no está. Creo que se ha ido contigo para no tener que echar de menos los besos que le dabas siempre, que eran infinitos porque era tu favorito. O igual me lo has robado y ahora lo llevas guardado en el bolsillo de la camisa. Yo por mi parte me he quedado ese lunar que tenías en la rodilla y me lo he puesto en el lado izquierdo del pecho. Justo encima del corazón.

lunes, 5 de julio de 2010

imanes con forma de letras

El resultado de eso que me dijiste de que igual teníamos que cambiar un poco:
Encontré que podía interpretar ese “necesitamos un cambio” de muchísimas formas diferentes. Así que he elegido la que más me gustaba (y la que menos me dolía). He hecho una lista infinita de las cosas que podríamos ser juntos aún a pesar de cambiar. Por ejemplo, tú podrías ser trapecista y yo una altura de muchos metros que no te provocase miedo. O tú un niño de cinco años y yo las heridas que tendrías en la rodilla, de las que podrías presumir porque no te habían dolido. Igual tú una película bonita y yo palomitas para acompañarla, o tú un anochecer y yo los dulces sueños. Y esas no son las únicas, ¿eh? He llenado folios y folios de las cosas que podríamos ser juntos, y eso que he apretado mucho la letra. Y como sé que cuando te estés leyendo la vigésimo séptima de nuestras posibles metamorfosis (la de tú pie descalzo y yo arena) ya te habrás olvidado de la primera, he escrito la que estoy segura de que será tu favorita a parte. En un post-it del tamaño más grande que he encontrado. Lo he pegado en la nevera para que no lo veas todavía y que te leas así primero todas esas transformaciones que podríamos ser y que nunca seremos. No porque sean malas, si no porque tengo claro que, en cuanto vayas a por un vaso de leche, elegirás sin duda alguna la que está escrita en letras mayúsculas y rojas en ese post-it tan grande (al lado de los imanes con forma de letras con los que escribimos nuestros nombres), la de:

"TÚ ASTRONAUTA, YO OXÍGENO".

martes, 6 de abril de 2010

ciento cuarenta y siete segundos

Ciento cuarenta y siete segundos antes de dormirme me di cuenta de que nunca te había visto sonreír.
Después inventé tu risa, que apareció entre uno de mis sueños.

sábado, 20 de marzo de 2010

ahora solo picas un poquito

creo que puedo decir, estando segura casi al cien por ciento, que hoy apenas me has dolido. si, creo que puedo asegurarlo incluso, ya no dueles. ahora solo picas un poquito, pero bueno, que eso se me pasará con el tiempo, ¿no? serás solo un recuerdo bonito, tú con tus canciones y con tu nariz y con tus besos y tú revolviéndome el pelo y tú mirándome (y yo queriéndote) y tú con tus mensajes y tú con tus palabras y nosotros compartiendo cascos. y mejor no sigo, porque ya no estoy segura de nada de lo que he dicho antes. de nada salvo de que te quise mucho.

domingo, 14 de marzo de 2010

ni aunque te llore a mares

ayer te pensé. tenía demasiadas cosas en la mente y grité para que se asustaran y salieran corriendo. y se fueron corriendo todas menos una. tú. porque tú nunca has sido de los que se asustan, ¿verdad? y claro, como hacía tiempo que no te pasabas por dentro de mi cabeza ayer te tuviste que quedar durante todo el día. pisoteando las tiritas que me había puesto cuando me caí de ti. pero bueno, voy a ser buena y voy a perdonarte por ello, porque la verdad es que te echaba un poquito de menos. aunque creo que ahora no te irás en un tiempo, de mi mente digo, se que irte en serio lo hiciste hace mucho. bueno, da igual. te pensaré hasta el momento en el que pases a dolerme (me refiero a demasiado, doler ya dueles ahora un poquito) y luego ya veré lo que hago. quizás me compre ese esparadrapo que anuncian en la televisión que no se despega ni con agua, para que no vuelvas ni aunque te llore a mares.