martes, 8 de diciembre de 2009

Te contaré algo.

No sé muy bien si quiero que me digas que me echas de menos cuando deje de estar aquí para ti. Lo racional sería decirte que te lo advertí, pero se que igual me daba un ataque de los míos y se me da por recuperar el tiempo que podría haber pasado a tu lado y que no pasé. Y compro dos billetes de tren para que nos fuguemos juntos a algún lugar sin nombre en el que cada mañana desayunemos sentados en el suelo y en el que pueda comerte a besos en cualquier parte. Aunque dudo que eso ocurra nunca, ya que probablemente yo siga esperándote siempre. Porque aunque me repita mil veces al día que te odio con toda mi alma e intente autoconvencerme de ello, es mentira. Una mentira enorme, de estas que si fuesen tangibles podrían llegar a aplastar a alguien. Y yo no quiero morir aplastada, así que te diré la verdad y te contaré al oído, con voz muy bajita para ver si asi no me escuchas, que estoy obsesionada contigo. Porque pienso en ti cada décima de segundo y recuerdo tu voz y tus palabras y me pongo enferma y te veo en donde no estás, y eso es claramente una obsesión. ¿Y sabes que? Cuando me di cuenta quería cambiarlo, pero he rechazado la idea, porque mira, te voy a decir una cosa, ¿vale?. Abre bien las orejas porque solo la repetiré una vez, bueno, igual si me lo pideses con un beso lo haría, pero eso no va a pasar, asi que calla y presta atención. Me encanta que se me rompan los esquemas por tu culpa.

2 comentarios:

Make cupcakes, not war.